viernes, 28 de marzo de 2008

Ganas y miedo a seder.


Sentado en las escaleras con pensamientos de sobra, espera Fabio.
Sentada en la última banca del parque, espera Julia.

Perfiles desconocidos, aire que anochese y minutos interminables. La hora azúl avisa su llegada distoriconando las sombras y robando egoista el color en sus ojos.

Cadenas de detalles, periódicos sin noticias, café que quema la boca, miradas escondidas y ansiosas. Llega la hora de seder, por fin. Las ganas y el miedo a seder les deja una cantidad minima de aliento.

Entre dudas y escondites se asoma su sonrisa, la temerosa y esperada sonrisa de Fabio. El nuevo regalo, el nuevo nombre.

Julia esta vez no se distrae, consentra sus sentidos en su nuevo juego, su nuevo nombre y le sonrie de vuelta.... y mucho mucho mas que pasa despues...



Ay...voy por un cafè....night gente

martes, 11 de marzo de 2008

El hombre de la camara y su mañana. (Flash back de "Julia y los detalles)

(Recomiendo escuchar "Cambio de Piel" de Ximena Sariñana para este fragmento de Julia y los Detalles. Yo con ella lo escribí y me funcionó bastante con el texto. Y la verdad hasta robé la primer frase de la canción que me vino perfecta, jijiji n_n Enjoy.)




El hombre despierta, aún no lo sabe.

Entre humedad, silencio y aire pesado, una linea de luz atraviesa las telas naranjas de la ventana llenando de tranquilidad al hombre que descansa despertando en su cama.
Sin camisa y envuelto en sudor del espeso amanecer quiere no pensar, no quiere recordar.
Trata de poner toda su concentración en una solución, le duelen la cabeza y el pecho desnudo entre las sabanas.
Inmovil aparenta un sueño casi moribundo. No quiere despertar pero está despierto.
Durante unos segundos de confución piensa que todo había sido sólo un sueño, está confundido, pero en verdad sólo se quiere convencer de que eso fue, sólo un sueño.
Él conoce con perfección la cruda realidad, su pasado día, su pasado sueño, todo lo conoce bien y duele.

Ella siente el aire de su respiración, sin tener ni brazos ni manos, siente el calor que transpira su cuerpo, siente, casi su dolor. Está enamorada de ese hombre. Entre su barba encuentra su boca que la mata de miedo y la hace alejarce. Se vuelve a acercar y analiza cada centimetro. Por fin se da cuenta de que ese hombre se siente completamente saturado, cansado y enclaustrado en ese lugar y dentro de él mismo. Su amor por él finalmente la obliga a alejarse y a olvidarse de ese cuarto y de esa mañana.

Por fin el hombre encuentra entre sus ideas un poco de claridad. Una solución que no solucióna nada, pero que siempre tuvo presente. Juntó toda su fuerza y coraje para descubrir que hay algo más allá del dolor, algo mucho mejor que lo que había antes de su cruda mañana y pasado.

Encontró que no le quedaba más que dos opciones; una opción era enraizarse a ese cuarto, a esa cama y a esa mañana de pesar, la otra opción era salir de ahí, seguir su camino, uno nuevo que no existía aun, uno que él podría dibujar con el cansancio de la pena entre sus manos pero con ojos nuevos, unos que brillan.

El color del sol le acababa de dar la respuesta que mejor pudo elegir. Se levantó y marcando un nuevo comienzo abrió las cortinas y la ventana, cerró los ojos ante el aire frío de la mañana, se baño, se vistió y salió de ahí lo antes posible.

Un nuevo hombre, caminando entre las calles de la ciudad que antes no conocía, que esta vez frente a sus ojos era completamente diferente a la que el recordaba, o más bien a la que no recordaba. Se cubrió la cara con una bufanda hasta los ojos, no era cosa del frío, pero tenía miedo de que algún rastro de tristeza y dolor permaneciera en su cara y en su cuerpo y también se cubrió con una chamarra café. Tenía miedo de proyectarle a la gente del día, su sufrimiento y les compartió solamente sus ojos, que con dificultad, mostraban alguna emoción.

Cargando un libro entre las manos y la mejor musica que pudo encontrar, se subió al metro sin ningun propósito más que buscar ese camino nuevo antes mencionado que aun no conocía. Dispuesto a bajar en la estación que su destino le marcara y seguir el camino que creyera, era el suyo. Llevaba con él una camara polaroid para poder recordar, recordar su nueva vida. Obedecer y seguir las instrucciones de los detalles que antes no existían para él.

lunes, 10 de marzo de 2008

Julia y los detalles.


Subió al metro, pensaba leer un libro como suele hacer, pero Julia esta vez decidió hacer algo nuevo.

Sacó una libreta y una pluma de su mochila y comenzó a observar las caras de las personas. En su libreta escribía palabras, una para cada cara que la hiciera recordar a esa persona. La mayoría de la genbte no notaba que Julia estaba ahí, a diferencia de ella que analizaba a cada desconocido que se cruzaba frenet a ella, así era con todos menos con una de las tantas personas que vió subir y bajar del metro.

En su libreta ya había una lista algo larga de palabras tales como; "cerrado", "seguro", "diferente", "preocupado", "dormido", "gris", etc. Su lista no parecía, hasta el momento algo de gran importancia, hasta que un chico, recargado en uno de los tubos del metro entre la gente se cruzó en su juego. Él tenía una chamarra café y una bufanda que le tapaba la cara hasta los ojos, él escuchaba música y tenía un libro verde oscuro y algo viejo entre las manos que iva leyendo.

Primero Julia quizo saber el título del libro para describirlo en su lista, pero aquel no tenía nada escrito en la portada. Julia consideró pasarlo por alto, hasta que él la volteó a ver, miró a sus lados como averiguando si lo veía a él con tanta atención, luego se fijó en la lista. Julia se sonrojó un poco...se sentía de lo más stalker, lo miró de nuevo y notó por arrugas a los lados de los ojos del chico que le estaba sorniendo. Julia nunca había visto una sonrisa tan...silenciosa y misteriosa en su vida y fue cuando notó, que a pesar de haber sido él, el único que la había notado de alguna forma más cercana, Julia no tenía idea de qué escribir en su lista sobre él. Ese momento se volvió una intriga para ella, saber algo sobre él como dónde bajaría, qué musica escuchaba, de qué habla su libro o cómo se llamaba.

Pasaron varios minutos en el metro, frenando en diferentes estaciones. A Julia le latía rápido el corazón cada vez que el metro se detenía, no lo quería ver bajar, no lo quería perder.
Segun el tiempo pasaba, aquél momento se hacia cada vez más intenso, más digno de recordar.

Julia intentó seguir cion su juego para distraerce pero un juego nuevo, uno mejor, no se lo permitía, su completa concentración estaba puesta en el niño sin nombre. Julia lo veía leyendo concentrado, deseando con todas sus fuerzas que el pasado momento se repitiera, tal vez había sido tan mágico que era imposible de repetír, deseaba que las letras de su libro se acabaran, robarle una mirada, conocer más que sólo sus ojos.

El metro volvió a detenerse, era la última estación, era la estación "San Lázaro", era hora de bajar, acabar con el juego que tal vez nunca había empezado, Julia no se quizo apresurar con la esperanza de que él bajara y siguiera su camino o que mínimo se despidiera de ella con una nueva sonrisa, una más cercana y más fuerte, pero no fue así.

Julia desepcionada bajó y se quedó parada viendo aún al chico, un poco escondida entre la gente y sorprendida de ver que el metro estaba ya casi vacío pero él seguía ahí, el misterio del niño sin nombre acababa de crecer un poco más, por qué se quedaíra en el metro, estaría tratando de alejarce de Julia?

De pronto él sacó algo de su mochila con rapidéz, era una camara polaroid y en seguida saco una foto de la profundidad del metro vacío y corrió hacia las púertas que se cerraban y casi lo atrapaban adentro. Guardó su libro, se colgó la camara cruzada en su hombo y secaba la foto sacudiendola con su mano, subío las escaleras del anden y se fue.

Julia se quedó ahí parada anlaizando lo que acababa de pasar, no tuvo su mirada de despedida, no tuvo una nueva sonrisa y tampoco él fue por su camino, recibió algo mucho mejor aun, una de las escenas más raras y hermosas que había visto. Algo que la dejaría pensando así fuera un momento de lo más normal e irrelevante para otors.

Julia estaba enamorada de los detalles.

Fue con un señor y compró unos cigarros, prendió uno y salió del andén.
Caminando entre edificios, parques, puentes y gente, Julia lo único que hacía era buscar entre las caras a esa única que no conocía del todo, se sentó en la banca de un parque cansada de soñar y empezó a leer.

Después de algún tiempo Julia cerró el libro y lo guardó, se levantó y al dar la vuelta vió algo sobre la banca que estaba opuesta a la suya, era una foto, una foto de un metro vacío. Él estuvo ahí y no lo vió, él estaba jugando el mismo juego que ella. Agarró la foto y vió dibujada en la parte blanca una carita felíz. Entonces Julia le sonrió a uno de los mejores detalles que había presenciado antes. Uno que seguro la atraería a una cadena de detalles que al final la llevarían a algo, qué cosa? todavía no tengo ni la menor idea.