domingo, 24 de julio de 2011

Un accidente. Desapareciste. Adiós.

Luz naranja, aire.
Aire que entra por la ventana y se mueve con cuidado sobre ti.
Tu sueño, los poros de la piel de tu hombro que se mueven con el ritmo de tu respiración, tu perfume mezclado con el olor de tu piel, tu pelo que sobre tu cuello, tranquilidad, paz, amor, miedo y obsesión.
El segundo que me quedaba de ti.

Fotos con más que contraste, color o brillo. No.
No hay una foto con tacto, olor, sabor, pensamientos ni sentimientos.
Sólo es una imagen que activa tu memoria.
Recuerdas sólo escasos fragmentos de ese momento.
Por más que la veas y analices, la sueñes o imagines,
nunca lo vas a volver a sentir.
Fantasmas que guardas y cuidas lo más vivos posible en tu memoria.
Con el tiempo se van haciendo menos fuertes.
Crecen débiles, distorsionados y confusos.
Fragmentos.

Esta noche quise ver esa imagen en mi memoria.
La encontré.
Traté de sentirla, vivirla y sufrirla, pero no pude.
Lloré por saber que la borre sin saberlo, para siempre.
La perdí y nunca jamás la tendré de nuevo.
Después me di cuenta de que junto a la imagen, te había olvidado a ti.
Tanto tiempo después.
Pasar días y noches incompleta por la falta de una parte de mi.
Sin querer. La perdí.
Sin darme cuenta ya no te amo.
Y soy libre.
Ya no.
Te amo.

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